La segunda edición de la Fiesta de la Vendimia de Raíces Ibéricas ya es historia. Y ha sido una historia de las que nos gustan: de territorio, de comunidad, de vino compartido… y de una garnacha muy nuestra que maravilla a quien la prueba.
El pasado sábado, cerca de mil personas se acercaron a nuestra bodega de Maluenda para vivir una jornada que unió celebración popular, programación profesional y una mirada internacional que crece vendimia tras vendimia.
Un programa con dos caras (y un mismo fondo)
Por la mañana, el foco estuvo puesto en quienes viven el vino desde dentro: importadores, sumilleres, distribuidores y prensa especializada de España y de otros países como Polonia, Bélgica, Chile y Guatemala. Grandes profesionales que participaron en una vendimia manual en altura y en una cata técnica de garnachas del mundo dirigida por Ferran Centelles, ex sumiller de El Bulli y actual responsable de vinos de elBullifoundation.
Por la tarde, abrimos las puertas para dar paso al disfrute compartido. El concurso de pisado de uvas enfrentó (de buen rollo) a cuatro equipos: el pueblo de Maluenda, el equipo de Raíces Ibéricas, una delegación polaca y la bodega invitada Gallina de Piel, liderada por David Seijas, que se alzó con la victoria. ¡Cómo lo pelearon!
También fue el momento de presentar el mural creado por el artista Artur López, conocido como 'De Tripas Aerosol', ganador del Concurso de Arte Urbano 2025. Su obra ya forma parte del paisaje de la bodega y se suma al legado iniciado en la edición anterior por la artista Vera Galindo, cuya intervención en los depósitos se ha convertido en emblema visual del proyecto.
La jornada se cerró con el concierto de Copacabana, banda indie-pop revelación, y una degustación de vinos en la que brillaron referencias de nuestras colecciones más representativas: Las Pizarras, Raíces, Equilibrio y Pasión.
Garnacha, pueblo y proyección
La Fiesta de la Vendimia ha venido para quedarse. Porque no se trata solo de celebrar la llegada de una nueva cosecha. Se trata de poner en valor el trabajo con variedades autóctonas, de visibilizar el carácter de los vinos de pueblo, y de mostrar el potencial de zonas como Calatayud, donde la garnacha crece sobre suelos de pizarra y en viñedos que superan los 1.000 metros de altitud.
Y no podemos cerrar este resumen sin dar las gracias al equipo de Raíces Ibéricas, que ha estado al frente de la organización de la fiesta con una combinación imbatible de trabajo, compromiso y corazón.
Todo lo que se vivió en Maluenda fue posible gracias a ese esfuerzo colectivo. ¡Nos vemos en la próxima vendimia!